martes, abril 07, 2009

EL TIO PETROS Y LA CONJETURA DE GOLDBACH de Apóstolos Doxiadis


Conocí la existencia de esta novela, gracias al blog de Lillusion, me pareció interesante, y lo cogí prestado de la biblioteca.


Para saber lo que es la conjetura de Goldbach, pues muy clarito está en wikipedia.


Por el título es fácil "adivinar" que se trata de la historia del tío del narrador y que algo tuvo que ver con el famoso problema matemático.

A mí, particularmente siempre me han gustado las matemáticas, y no se me daban mal. Cuanto tuve que decidir mis estudios universitarios, había tres carreras en liza, físicas, químicas y matemáticas. Finalmente me decanté por físicas.


La novela se lee rápidamente, el tamaño de la letra es agradable y no se hace pesada. Pese a no tener muchos personajes, pasamos por distintos puntos de la geografía europea y lugares del saber (universidades) de principios del siglo XX.


Sin embargo, no creo que sea un libro muy... no sé. Tiene algo que no me acaba de convencer. No quiero desanimar a nadie que vaya a emprender su lectura. Que va, todo lo contrario, pero por lo que he leído del libro, en distintas páginas de divulgación de matemáticas... creo que está un poco sobrevalorado. A lo mejor es que yo esperaba demasiado del libro.


"La moraleja de la tarde emergió con claridad cristalina: las matemáticas eran una disciplina infinitamente más interesante que resolver ecuaciones de segundo grado o calcular el volumen de sólidos, las insignificantes tareas que realizábamos en el colegio. Sus practicantes vivían en un auténtico paraíso conceptual, un majestuoso reino poético inaccesible para el profano."
Tengo que reconocer que todo aquel que haya profundizado un poco en las matemáticas, ha sido consciente de ello. Sucede que durante los años de colegio se da extremada importancia a la artimética, y se tiende a creer que la matemática se reduce a eso.

"De hecho, desde un punto de vista psicológico, el verdadero matemático se parece a un poeta o a un compositor musical; en otras palabras, a alguien preocupado por la creación de belleza y la búsqueda de armonía y perfección."


Mathematicus nascitur non fit; el matemático nace, no se hace. Por suerte o desgracia esta frase lapidaria es bastante cierta.


Un aporte es que desconocía las profundas creencias religiosas de Ramajuan, así como de sus sueños en los que una diosa Namakiri le indicaba determinadas teoremas, lemas, pálpitos...

"No es inusual que los científicos abstraídos en un problema de difícil solución continúen elucubrando durante el sueño".
No hace falta ser un gran científico para que pase esto... sin mas ni mas a lo largo de la carrera yo tuve algún que otro sueño de esos. El que más recuerdo fue, después de un examen de métodos II (espacios de Hilbert), en el que hubo un problema de pega que por supuesto no supe hacer y ya no recuerdo. Sin embargo, me desperté a las 3 de la mañana, cogí el boli y el cuaderno que tenía al lado de la cama y lo resolví. Al día siguiente cuando me desperté, lo recordaba como algo de lo que no estaba segura. Sin embargo, al tomar poco apoco conciencia busqué el cuaderno y allí estaba el cuaderno con el problema resuelto. De todas formas todo aquel que se abstrae con algún problema, del tipo que sea, me parece bastante normal que sueñe con él, y que hasta en algún caso obtenga la solución.

A medida que transcurre la novela, el tío Petros me cae peor.... que sería de la tierra sin los mediocres (de los que por otro lado yo formo parte). Estaría despoblada. En realidad no estoy segura de que durante sus años de juventud el tío Petros sea "un verdadero" matemático. Un matemático "verdadero" quiere saber y descubrir la conjetura. Pero lo más importante es conocer la solución a la conjetura, independientemente de si es él u otro el que logra resolverla. En realidad se comporta mas como "una vedette" que como un científico o investigador. Recordemos la cantidad de investigadores que realizan un trabajo anónimo en un montón de laboratorios y en las que si se llega a buen puerto, su nombre apenas saldrá en la publicación, y el mérito a buen seguro se lo llevará el director de la investigación.


Ahora bien, si que es cierto lo que cuenta la novela de la espada de Damocles que sienten sobre ellos los matemáticos conforme se van haciendo mayores y no han conseguido ningún "éxito" importante, creo que mas importante es la frustración que van sientiendo cada vez mayor. Personalmente creo que el problema reside en ellos mismos. No sólo en los matemáticos en sí, sino en todos aquellos que de un modo u otro han sido sobredotados, han sido conscientes de ello y se han empleado a fondo. Capaces de cursar dos licenciaturas a la vez con cum laudes, además de hablar y escribir perfectamente en francés, inglés y alemán... y no sólo eso, sino tener incluso algún rato libre para acudir al teatro o apuntarse a bailes de salón.

En definitiva, creo que ellos no han sufrido la frustración de no ser triunfadores en algo. Al resto de los mortales, antes o después nos suspenden, tenemos que asumir que nunca llegaremos a dominar el idioma de Shakespeare o simplemente que hay gente mas despierta y mas lista e inteligente que nosotros mismos. Llegar a los treintaytantos y sufrir semejante decepción después de ser los niños bonitos de toda una clase e incluso de toda una Universidad, ganar "olimpiadas de físicas y matemáticas..." tiene que ser duro muy duro... realmente tan duro que algunos no son capaces de superarlo. En definitiva se han creído que realmente eran dioses y el caerse del pedestal a esa edad y desde tanta altura tiene que ser horrible. Pero claro, aquí aparece la pregunta, ¿qué querían ser científicos e investigadores o dioses?


Así empiezan las famosas depresiones del éxito, y las conductas tan extrañas que tienen a veces. Vamos que son como las del resto de los mortales, ¿Que pinto yo aquí?¿Merece la pena todo el esfuerzo que he metido en esto, cuando a lo mejor son tan solo divagaciones y "pajas mentales"? pero a gran gran gran escala.


Sin embargo no todos los matemáticos, ni personas excepcionalmente dotadas para las matemáticas les pasa eso. Aunque pueda parecer extraño, hay matemáticos muy "humanos" y "normales", y sí, han nacido matemáticos. Les gustan las matemáticas en sí, la belleza formal, el poder profundizar y abstraerse en otras geometrías o espacios n-dimensionales. Aunque no sean "grandes genios y promesas" y sean profesores de instituto, o se hayan tenido que dedicar a la informática como salida profesional o dentro de un banco. Y aunque no sean unos genios y no vayan a descubrir o demostrar un gran hito en la historia de las matemáticas, si que tienen el don de saber apreciar esa belleza, que es lo que bajo mi punto de vista hace que uno sea realmente matemático y tenga alma de tal.


Título: El tio Petros y la conjetura de Goldbach

utor: Doxiadis, Apóstolos
Traducción Mª Eugenia Ciocchini
Edición: 1ª ed.
Editorial: Barcelona : Ediciones B
Descripción física: 166 p. ; 25 cm.
Colección: Afluentes
ISBN: 84-406-9877-1

2 comentarios:

Román dijo...

Muy bello tu comentario,Robin. Precisamente hace poco que, en una poda de mi biblioteca, me he desprendido de este libro sin pesar alguno.

Recuerdo que lo adquirí cuando se hizo popular otro: "El Teorema del Loro" y busqué luego otras novelas con la misma temática, espoleado por el espíritu de las jornadas matemáticas de "puertas abiertas" que anualmente se celebraban en la universidad de Barcelona. Creo recordar que aun no había aparecido la editorial Nivola que luego ha publicado tantos textos entonces difíciles de encontrar.

Respecto a esos matemáticos que evocas, tuve la suerte de encontrar a uno que recuerdo con especial cariño, como maravilloso profesor que logró contagiarme su amor por la materia: El doctor Casulleras, director, en mi época de estudiante de bachillerato, del INEM Milá y Fontanals de Barcelona.Tenía una claridad de exposición en sus clases, mayor aun si cabe que la que desplegaba en sus librosde texto y nos dejó una sólida base sin fisuras, gracias a la cual pudimos seguir avanzando luego. La obra que dejó, fue la de lograr entusiasmar a tantos jóvenes que pasaron por sus aulas y jamás lo olvidaremos, ni podremos llegar a agradecerle como merecía habernos abierto los ojos del espíritu al universo de la matemática.

Anónimo dijo...

Yo he leído el libro, y me ha parecido maravilloso, sencillamente maravilloso.